El mejor hammam de Marrakech
Vas a pasar unos días en Marrakech? ¿Estás pensando en disfrutar de algunas de nuestras mejores rutas por el desierto de marruecos? Pues no te pierdas la experiencia de un buen masaje en uno de los mejores hammam de Marrakech.
Cuando los clientes de Dromedario Volador, piden consejo de a qué hammam ir en Marrakech, siempre aconsejamos el mismo, un hammam indicado para aquellos que quieren ir en pareja, solos, o bien en familia, con una ubicación excelente, siendo muy fácil llegar.
Para poder recomendar, en este caso un hammam, soy de la opinión que primero uno tiene que probarlo y luego hablar o escribir sobre la cuestión, para realmente dar un punto de vista objetivo y saber de lo que uno está hablando.
Yo, no soy muy dada a los masajes, pero un día de verano en Marrakech, decidí probar la experiencia, me asesoré bien y busqué un hammam de “lujo” ya que uno público, os puedo asegurar que a mí, no me encuentran.
Pues bien, mi momento de relax fue en uno de los mejores hammam de Marrakech, en Les Bains de l’alhambra, a cinco minutos de la Plaza de Jemaa El Fna y muy cerca de las Tumbas Saadianas.
Hay que decir, que es mejor contratarlo con antelación, para así asegurarte que tienen disponibilidad.
Yo contraté un baño relajante con pétalos de rosa y luego un masaje de pies a cabeza, me costó unos 700 dírhams, o sea unos 70 euros. Nada más entrar, me recibió personal del hammam, todos muy atentos y me condujeron al vestuario, allí me hicieron desvestirme, solo dejando conmigo mis braguitas y me dieron un albornoz blanco impoluto y unas zapatillas de rizo.
Me hicieron pasar a otra sala, donde había tumbonas, me estiré en una de ellas y me obsequiaron con un té a la menta, a mi lado tenía un matrimonio de ingleses que también probaban la experiencia, hay que reconocer que el ambiente era de relax total, música, incienso, en fin, un ambiente relajante.
Al cabo de un rato, vino una señorita y me condujo a una sala para hacer el baño de pétalos de rosa, era una habitación más bien oscura, con dos bañeras cubiertas de pétalos, la estancia estaba iluminada delicadamente, con velas y música relajante de fondo, la señorita me preguntó.
Le gusta el agua caliente o templada?
Caliente! Contesté
Me indicó en aquella bañera que debía meterme, pues bien…no sabéis lo caliente que estaba…quemaba, quemaba muchísimo! A mí, que reconozco que me gusta el agua muy caliente a la hora de la ducha, ya me veis a mí, de pie en la bañera, dando botes, y la señorita con una gran sonrisa y con lo gracioso de la situación me hizo saltar a la bañera contigua, y esa…sí que estaba al punto, perfecta para mi gusto, y ahí me quedé un buen rato sola, tranquila, relajada y perfumada, hasta que nuevamente la misma cara conocida, vino en mi busca, para llevarme otra vez a la sala de las tumbonas.
Cinco minutos aproximadamente en la tumbona, y otra señorita me indicó que la siguiera a otra habitación, igualmente oscura, con luces delicadas y una tumbona para los masajes.
La mujer, o mejor dicho la chica, no era muy grande, más bien pequeña, pero sus manos embadurnadas de aceites esenciales, apretaban con fuerza mi piel, con movimientos de arriba abajo, buscando mi espalda, muslos, brazos, pies, cabeza. Durante treinta minutos no paró de masajear y me dejó renovada.
Cuando salí del hammam flotaba, mis pasos ya no sentían el suelo, parecían que andaba sobre una nube, la verdad que fue una sensación muy agradable.
Y después de haber vivido yo misma en mis carnes la experiencia del hammam en Marrakech, así como también, la de los clientes de Dromedario Volador, os puedo asegurar, que Les Bains de l’alhambra merecen una visita.