Llegar al desierto de Marruecos con el viento del Chergui
Quienes hagan rutas por Marruecos, pueden llegar al desierto con el viento del Chergui, son días de calor, y el viento seco y caliente nos azota inexorablemente.
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Marruecos es un país de contrastes, con una variedad de paisajes increíbles, como si de la paleta de un artista se tratara, manchada y emborronada de colores, marrones, ocres, verdes, azules, tiznan las tierras a medida que nuestras rutas por Marruecos avanzan. Como el viento persistente del Chergui, un viento muy seco y con presencia de polvo en suspensión, caliente en verano y frío en invierno, que sopla desde el desierto del Sahara hasta dar con el mediterráneo, y alcanza su mayor plenitud en Tánger o en el resto de la costa mediterránea norteafricana.
Cuando el viento del Chergui hace presencia en el desierto, cualquiera puede sentir su abrazo, nadie se escapa de él, como un cazador te atrapa y te envuelve quitándote el aliento, no es una brisa, es un viento muy real, que aturde, siendo difícil de explicar.
Días de Chergui en el desierto de Marruecos, significa días extraños, como que la vida en el desierto se paraliza, y ese viento…enrarece el ambiente, las relaciones, como si todo ser vivo debiera esconderse. La visibilidad es prácticamente nula, la arena se encuentra en todas partes, no puedes escapar de ella, el viento del Chergui es un compresor literal, oprime a cualquiera que se ponga en su camino, caprichoso e impetuoso. Nadie se escapa del Chergui.
El viento del Chergui en Marruecos o también conocido como Sharqi, es un viento del este o del suroeste, y se da más frecuentemente en los meses de julio y agosto. Un viento constante, muy seco y polvoriento.
Cualquier viajero que contrate la ruta por Marruecos de kasbahs y desierto, cuando llega a Merzouga, quiere un día estupendo, un atardecer de cine, pero la realidad es otra, el tiempo no lo marca Dromedario Volador, sino la naturaleza, y a veces, la naturaleza es caprichosa, no hay forma física de parar a ese distinguido visitante, el viento del Chergui se presenta improvisadamente, sin avisar, como aquel vecino incómodo que no esperas, pero, su visita es mucho más excitante de lo que nos ofrecen las postales de unas idílicas vacaciones en Marruecos, es la realidad, el Chergui nos enzarza con fuerza al tropezarnos con él, nos aprieta y nos estruja, sin prisa y sin pausa, hasta que le llega la calma.