Las propinas en Marruecos
Y realmente creo que es verdad, la ilusión de prepararlo, de buscar la información del país que queremos visitar es indescriptible. Cuando la gente hace un viaje, quiere liberarse de todo lo qüotidiano que le rodea, buscando la diversidad, la aventura y el pasarlo bien, dejando atrás todas las preocupaciones y dejándose llevar por el momento. Pero detrás de la organización de un viaje hay mucha gente pendiente de nosotros y posiblemente a alguno de ellos, ni los veremos ni los conoceremos jamás.
En Marruecos los trabajadores tienen sueldos irrisorios (máx. 200€), tan pequeños que no llegan a final de mes y en condiciones verdaderamente precarias, lo sé, porqué lo he vivido muy de cerca. Horarios sin descanso, trabajando de lunes a domingo, sin vacaciones y con continuos abusos de poder. No tienen Seguridad Social (nóminas), no tienen derecho a la Sanidad, el que no tiene dinero no puede ir al médico, ni ingresar en un hospital.
Y porqué no, citar algún ejemplo? Los camelleros que dejan sus pies encallecidos en la arena para hacer feliz a los turistas; o los conductores que no paran de hacer kilómetros, subiendo y bajando maletas; o los guías que se desviven por trasmitir sus costumbres y sus lugares perdiendo la saliva de tanto hablar, o los chicos jovencitos que trabajan en los campamentos de las haimas y ofrecen su música. A todos y cada una de esas personas que hacen que nuestro viaje sea mágico.
La mayoría de ellos, no tan solo tienen que ganarse el pan para sí mismos, sino que tienen que ayudar y cooperar con sus ingresos en sus familias y estas, suelen ser muy numerosas. Los padres, cada mes esperan que sus hijos les lleven dinero, es una obligación, como si se tratara de un árbol genealógico, pasa de abuelos a padres y de padres a hijos.
Desde luego, soy de la convicción de que las propinas no son obligatorias, el que no se la ha merecido, se tiene que quedar sin ella, pero...a todos los que lean mis palábras, quisiera que les llegara el mensaje. Si uno está contento de como le han atendido y servido, cuesta muy poco dar una pequeña propina. Lo sé! Que es una cosa material y uno puede pensar que es mejor invitarlos a comer o hacerles un regalo, pero...no! No nos equivoquemos! Lo mejor para ellos y como muestra de gratitud es darles una propina, evidentemente, cada uno en la medida de sus posibilidades.