La pandemia del COVID-19 para todas las rutas por Marruecos

El mundo está enfermo, y las rutas por Marruecos se han parado con un freno en seco, no solo los que viajaban a Marruecos han visto cancelados sus viajes, sino cualquier destino del mundo.

Unos más y otros menos, todos vamos a padecer las consecuencias de esta pandemia, aquí no van a salir vencedores, ni vencidos.

Este sería un buen momento para practicar “la unión hace la fuerza”, pero eso, he llegado a la conclusión, de que es una utopía. Nos enseñaron desde pequeños, que debemos saber compartir, trabajar en equipo, querer al prójimo, y no olvidarnos del más débil, sino, hacernos fuertes juntos, pero el mundo es frágil y egoísta, nos individualizamos, pensamos solo en nosotros mismos, y queremos lo mejor para nosotros, sin importarnos el resto.

Maltratamos la naturaleza, y nos hemos convertido en los mejores destructores de nuestro planeta, no hay reglas que valgan, cada país impone sus criterios, sus costumbres y sus remedios, unos buenos, y otros malos, pero muchas veces equivocados.

Las fronteras levantan grandes muros invisibles, pero a la vez, insalvables, en cambio, el COVID-19 es más listo que nosotros, se mueve a sus anchas, no necesita de visados, ni de pasaportes, se mueve con toda libertad por el mundo entero, sin importarle las fronteras, y mucho menos, el color de la piel.

Estos días, cuando nuestras rutas por Marruecos se han parado en seco, he tenido tiempo de leer, (demasiado he leído) y desgraciadamente, muchas veces me ha invadido la pena y el miedo de verme a merced de tanta maldad e irresponsabilidad de la humanidad. El sentido común debería prevalecer ante cualquier causa, y entiendo que los que los gobernantes de un país intenten hacerlo lo mejor posible, el COVID-19 es nuevo para todos nosotros, nadie sabe de él, y se ha convertido en unos pocos días, más conocido que Google, Instagram, o cualquier herramienta social, y está matando a nuestros padres y abuelos, haciendo un gran hincapié en las residencias de ancianos.

Existen muchas residencias de ancianos, a mi parecer, demasiadas. Muchos aparcamos a nuestros padres autoconvenciéndonos de que es lo mejor que hacemos por ellos, otros lo hacemos, obligatoriamente por la enfermedad de nuestros mayores, y desde mi humilde punto de vista, una residencia, es una tumba en vida. Morir en casa, hoy en día se ha convertido en un privilegio solo para unos pocos.

Yo, que soy muy bestia y visceral, espero que, si algún día acabo en una residencia de ancianos, venga a por mi un virus como el covid-19 y se me lleve muy lejos, allá donde no pueda volver, porque la vida, es vida, no muerte en vida.

Y cuando todo esto se acabe o perdamos el miedo, volveremos a viajar, a conocer mundo, a hacer rutas por Marruecos, porque viajar, nos da la vida.