Cuando se hacen rutas por Marruecos, muchos viajeros caen en la desinhibición
Viajar comporta una serie de características que muchos viajeros tienen entre sí, una indudablemente es la felicidad, salimos de nuestra zona de confort y experimentamos nuevas vivencias, la cual cosa, nos hace estar en un estado bobalicón de felicidad, del cual no queremos salir.
Muchos de nosotros, nos pasamos el año trabajando para conseguir las esperadas y soñadas vacaciones, aparcando durante unos días, olvidándonos, de nuestra cruda realidad.
Cuánta gente tiene que soportar cada día, a ese jefe prepotente y sabelotodo, o algún compañero de trabajo, que se ha convertido en la “mosca cojonera” de su vida.
Cuando hacemos rutas por Marruecos, estamos muy acostumbrados a encontrarnos con todo tipo de viajeros, de diferentes nacionalidades, sexo y condición, y claro está, no todos son clientes de Dromedario Volador, (ya nos gustaría) sino que son turistas que disfrutan de unos días por Marruecos y muchas veces, sin buscarlo, tropiezas amablemente con ellos.
Y hay algo en esa situación que siempre me deja perpleja…La predisposición de la gente, a entablar conversación, a querer hablar. No os penséis que es por mí, no, no, os lo puedo asegurar, es la desinhibición de los viajeros que se encuentran en Marruecos y mi marido, como viste con gandora azul (prenda típica de los saharauis) y su imponente turbante blanco, pues claro, eso llama la atención para entablar conversación con alguien del lugar, mola.
¿O, os pensáis que nos ocurre lo mismo cuando vamos por España vestidos normales? Que va, para nada, entonces ahí tenemos otras percepciones no tan agradables, jajaja, pero…así es el mundo, nos miden por el color de nuestra piel y el coche.
Muchos viajeros caen en la desinhibición cuando hacen rutas por Marruecos, sobre todo las mujeres, eso es algo, de la que he sido y soy testigo, continuamente. Supongo que muchas piensan…lo que pase en Marruecos, se queda en Marruecos.
No soy yo, para juzgar a nadie, suficiente tengo conmigo misma, pero desinhibirse mucho es peligroso y lo que para una puede ser simpática, espontánea y desenvuelta en Marruecos, para otros puede significar algo muy diferente. Son muchas las veces que he visto desinhibirse a mujeres en el desierto, ante la fogata, bailando entre contoneos sensuales, como si lo que estuvieran esperando es vivir las escenas de la película de “La pasión turca” y…algunas la viven, pero cuando despiertan, más de una echa a correr.
La desinhibición conlleva a traspasar límites morales, a no importar nada, y eso, para mí personalmente, no es ético. Quizás algunos pensaréis…que carca de mujer, pero creo que el hacer rutas por Marruecos, es pasárselo bien, sin tener que cambiar nuestros valores, aunque estemos lejos de casa, pero…claro…hay gente que no tiene valores, ni en su propia casa.