Lo esencial de Marruecos no es ver monumentos, es callejear
¿Cuál es la mejor manera para conocer un lugar? Callejear, caminar, y descubrir paso a paso las verdades y mentiras de cada ciudad, esa es la mejor manera para descubrir la esencia la ciudad que visitamos y así ocurre, cuando hacemos rutas por Marruecos, aprendemos y conocemos mucho más, si pateamos la ciudad, y al final del día nuestras piernas ya no se tienen en pie.
Convertirse en una experta en organizar rutas por Marruecos no se consigue en un abrir y cerrar de ojos, eso requiere tiempo y muchos caminos andados, pasando por experiencias buenas y no tan buenas, lo que nos convierte en críticos de nuestros propios viajes.
Quien haga rutas por Marruecos visitará monumentos, sobre todo, los viajeros a los que les guste la historia de un pueblo, pero lo esencial de Marruecos es callejear, ahí, es donde encontraremos la verdad de nuestro viaje, sumergiéndonos entre el bullicio y pasando inadvertidos.
Convertirse en “caminante de rutas por Marruecos” significa convertirse en un gran observador, y quien camina, retiene.
Cuando estoy en Marrakech, ya no voy a ver monumentos, (los he visto todos y más de una vez), me voy a la Plaza de Jemaa el Fna a tomarme un té, me siento en una terraza y me deleito con mis observaciones, me convierto por un rato en “mirona” pero…es que descubro tantas cosas que me encanta. Sentarse a tomar un té, conlleva mucho más que una simple acción, solo hay que mirar y esperar para descubrir más cosas.
Tener tiempo para observar es un divino tesoro en cualquiera de las rutas por Marruecos que hagáis, y si no, haced la prueba, no os sentéis simplemente a tomar un té, observad y luego catalogar.
Como os he dicho, sentarnos y observar nos da la oportunidad de descubrir al país el cual visitamos, en este caso, Marruecos.
¿Y os preguntaréis, y qué descubro?
Sentada en un café de la plaza de Jemaa el Fna he llegado a descubrir que en Marruecos son generosos, los marroquís comparten su comida con la velocidad de un rayo, que hay amores escondidos, descubro el trabajo y el sudor duro que puede acarrear una persona, descubro la tontería de la juventud, descubro la pericia de los saltimbanquis, descubro que para viajar a Marruecos tienes que llevar antidiarreicos, porque si no puedes cagarte literalmente en los pantalones, todo ello, solo observando como pasa el tiempo en Marruecos.
Lo esencial de Marruecos no es ver monumentos, es callejear para recorrer caminos y deleitarnos con lo que vemos y vivimos, tal vez uno tenga en mente ir a un monumento en concreto, pero quizás no sepa, que lo mejor de su viaje se encuentra en el mismo camino.